¿Por qué se van los animales? 🐱🐶

Cuando se van:

Estoy de duelo. Qué es duelar? Solo estamos de duelo cuando un ser querido deja el plano físico?
Podemos y debiéramos duelar cualquier cosa, situación, relación, persona, animal o lo que fuere que consideremos perdida. 

Cuando se pierde, qué es lo que se pierde realmente? Una parte de nos deja de existir? O acaso transmuta y vuelve convertida en algo más fuerte, más sabio, más libre?

Qué siento cuando algo me falta? En qué lugar del cuerpo físico me duele? 

Valoro más las pequeñas cosas de la vida cotidiana cuando ese ser ya no está? Y si es así, es tarde o es una oportunidad para conectar con el presente y agradecer lo que fue para que sea lo que es? 

Cambiarías algo para alterar el rumbo del destino? Es posible volver atrás? Siquiera existe el destino? 

Muchas preguntas, pocas respuestas. Eso también es parte del duelo. 

Cuánto tiene que ver mi ego en todo esto? Si fuera más desapegada sentiría menos? 

Y por qué quisiera sentir menos? Es malo sentir? 

Algo o alguien se va para que algo o alguien mejor venga? Entonces, lo que perdí o a quien perdí no era tan bueno como yo pensaba? 

Se puede vivir del dolor? O se aprende a vivir con él? 

Es lo mismo irse físicamente que energéticamente? Cuando eso que pierdo se va voluntariamente, qué siento? Es lo mismo que siento cuando un ser querido abandona el plano físico? Cómo interviene mi percepción en estos dos casos? Puede ser que en el primer caso sientas y manifiestes hacia ese ser en forma directa? Y tal vez puede ser que en el segundo caso sientas y manifiestes hacia algo superior a vos y todos los simples mortales? 

No se puede elegir morir? No es acaso todo en función de un bien mayor? No actuamos en consecuencia a un plan divino? No respondemos a nuestra genealogía?  

Qué pasa con quien se va? Habrá encontrado eso que buscaba y que en mi compañía no encontró?

Mi ego quiere que piense que seguramente está peor lejos mío, que de seguro se va a arrepentir, que nadie le cocinará como yo, que pasará frío o calor, que tendrá sed, que extrañará las caricias, que tendrá miedo de estar solo.

Pero, qué es lo que siento? Siento enojo, tristeza, angustia, culpa. 
Enojo al entender que no puedo cambiar las cosas, que sucedieron tal y como tenían que suceder.
Tristeza al no verlo más, al levantarme cada día con la esperanza de que vuelva y salir al patio y que no esté.
Angustia cuando repaso una y otra vez los últimos meses, qué fue lo que sucedió para que se vaya? No tengo respuestas claras.
Culpa al pensar que podría haberlo hecho mejor. En qué fallé? Ignoré alguna señal? Estaría necesitando más de mí y no le di la suficiente atención? Son muchas suposiciones y pocas certezas.

Mi gato se fue. No se murió ni se perdió. Se fue por decisión propia.
Esto fue posible debido a la libertad que le otorgué, que dicho sea de paso, es la que a mi entender le corresponde por derecho.

Lo extraño. Aún encuentro algún que otro pelito gris y blanco en mi ropa, pero cada día menos. 

Esperanza? sí, claro, todavía la conservo. 
Algunas noches me parece escuchar su cascabel. Aparece en mis sueños volviendo a casa.

Estoy trabajando en mi misma, en mi árbol, mis relaciones y mis emociones. Algunos maestros no necesitan mucho tiempo para dejar su sabiduría, sin dudas este es su caso. 
Me pidió que sane mis heridas, heridas que quizás compartíamos, y como sabía que era mi momento de sanar decidió irse y darme ese lugar.

Me pregunto por qué no podíamos sanar juntos? Por qué fue tan drástica la señal?
La noche en la que se fue, sin saberlo yo que a la mañana siguiente no regresaría, soñé con él. En el sueño él era atropellado por un auto y aunque no lo ví, sentí que fallecía. Cuando esa mañana me despierto veo que no volvió de su parranda nocturna de cada día, elegí pensar que estaría todavía de juerga.
Las horas fueron pasando y mi preocupación crecía cada vez más. Sería verdad aquel sueño? Prefería creer que no, pero el miedo y la angustia se habían apoderado de mi ser.

Conozco la naturaleza libre, salvaje y desapegada de los gatos, así como tantas historias en donde regresan luego de semanas, incluso meses. Decidí entonces recurrir a las herramientas que poseo para llevar calma a mi mente y a mi corazón.
Es mucho más sencillo acompañar procesos ajenos que acompañarse a uno mismo, eso está muy claro, pero era y lo sigue siendo, una barrera a vencer.

Consulté con una de mis maestras de Comunicación Animal y por medio de un testeo para hallar animales perdidos, lo encontró.
Curiosamente él estaba a menos de 20 metros de mi casa. Se me inundó la mente de pensamientos. Primero que nada, estaba vivo. Segundo, no estaba perdido ya que conocía la zona perfectamente, podía oler sus cosas y escuchar nuestras voces llamándolo cada dos segundos.
Entonces, estaría atrapado o herido? No escuchábamos su maullido.
Sería que las personas de esa casa lo habían encerrado y no lo dejaban salir? Pero, tenía collar y estaba publicada su foto con mis datos en los grupos de búsqueda animal del pueblo. 

No es la primera vez que sé de un animal que se "pierde", que decide irse. Las razones son muchas, pero no nos quedemos en lo superficial, adentrémonos un poco más. 
No me llevó mucho tiempo comprender que lo más probable era que haya elegido por su cuenta alejarse, aunque no muy lejos, ya que la zona está llena de perros libres. 

Mi maestra me transmitió que él estaba bien pero que sentía mi miedo y mi dolor, por lo tanto que trabajara mis emociones antes de ir en su búsqueda.
Me tomé mi tiempo para meditar, hacerme Reiki y pedir cadena de oración por él y por mí. Cambié mi gotero floral por uno de Rescue Remedy ya que la situación lo ameritaba. Deje transcurrir un tiempo y emprendí la búsqueda. Salimos a la calle con mi familia a preguntarle a los vecinos si habían visto a un gato así y asá. Nadie lo había visto. 
Por varios días consecutivos me paré en frente de la zona en la que supuestamente él se encontraba, aparecieron más de 7 gatos, todos dispuestos a escuchar mi petición: si ves a Kanguro le decís que vuelva, que lo estamos buscando? pensaba mentalmente mientras les transmitía la imagen de él con sus colores y sus rayas particulares.

No había señal de él.
Decidí hacer una comunicación con mi maestra, ya que es un poco más complicado hacerlo uno mismo y no tenía ordenadas mis emociones, por lo tanto no iba a fluir la comunicación.
La sesión fue reveladora, como todas, efectivamente él estaba bien y se había ido por voluntad propia. Había mucho que trabajar, estuvimos un rato tratando de encontrar el qué. Cuando llegamos a la herida, mi maestra sintió un alivio en él. Su mensaje estaba entregado.

Sé qué es lo que debes estar pensando, yo pensé lo mismo.
Si trabajo sobre este tema probablemente quiera volver. 
La helada realidad me pegó fuerte y aterricé. A veces las cosas no son como uno quiere, pero todo lo que sucede es por mi mayor bien y el de todos los involucrados. 
Comprender esto ayuda, no desaparece el dolor, pero cuando ves con claridad podés avanzar más firme hacia tu evolución. 

El trabajo en uno mismo, en tu historia, vidas pasadas y tu genealogía no termina nunca, y en el caso de que termine, ya no estarías en este plano y volverías a la luz.
Me apoyo en Terapia psicológica, Terapia Floral, Constelaciones Familiares, Biodecodificación, Reiki, entre otras.
Y no, aún así no ha vuelto.

Qué es el duelo entonces? El duelo es la respuesta emocional de una persona ante la experiencia de una pérdida, es un proceso. La duración depende de cada ser. El duelo se divide en varias etapas y cada quien transita por esas etapas un tiempo determinado, no es igual para todos, ni todas las etapas duran lo mismo en una misma persona o animal. 

El duelo duele. Y por más que duela hay que atravesarlo, si nos quedamos en las primeras etapas mucho tiempo la herida se hará cada vez más profunda y difícil de sanar. 
Permitite transitar tu duelo con libertad, no importa cuánto tiempo te lleve, solo asegurate de trabajar un poco cada día para tu bienestar. 

Soltar no es fácil, pero practicar la gratitud es de muchísima ayuda. 
Soltar no significa olvidar, podés recordar a tu ser querido, lo importante es la emoción y la intención que le pongas al recuerdo.

Nunca dejamos de aprender de una pérdida. Ni siquiera cuando ya no duele. 

Gracias gracias gracias Kanguro por tu maestría.

Comprendo, acepto y honro tu camino, aunque no lo compartas con el mío.

Con mi corazón deseo y espero que nos volvamos a encontrar, pero si no sucede confío en que estaremos bien, cada uno realizando su camino evolutivo.

Gracias por haberte cruzado en mi camino. 

Gracias por tu libertad. 

Gracias por tu rebeldía para ir por lo que querés. 

Gracias por irte cuando debías. 

Gracias por activar el dolor que me permite sanar viejas heridas. 

Gracias por no volver a pesar de mis ganas, pedidos y deseos elevados al Universo.

Gracias por elegirnos como compañeros fugaces de experiencia vida en la tierra. 

Gracias por la posibilidad de volver a encontrarnos en esta vida o en otra. 

Gracias, gracias, gracias.

Nuestra última foto juntos

Sol 💛

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